Palma
Sola constituye una extensión de tierra planas en las adyacencias del mar,
enclavado entre la desembocadura del río Morón y el saliente de punta Morón.
Sus suelos son de tipo-salino-arenoso, cubiertos por una vegetación desidua en
transición xerófita.
Sus
parajes son el hábitat natural de aves como el arrendajo, garzas, gaviotas y
reptiles como las serpientes de cascabel y la coral. Quizás su nombre (Palma
Sola) haya sido extraído de las soledades que envuelven su taciturnos paisajes
donde resalta la palmera que batiéndose al viento señorea por las tardes
manchadas de sol y regocija por la virginidad perdida de la mar a causa del
espolón que como lengua rocosa penetra en sus entrañas para beneplácito de
pescadores y surfistas.
Las
costas de Palma Sola vieron desembarcar al Mariscal Juan Crisóstomo Falcón un
24 de julio de 1859, proveniente de la isla de Curazao. Traía además, la goleta
del Mariscal, Falcón al futuro presidente e "Ilustre Americano"
Antonio Guzmán Blanco, Jacinto Regino Pachano y otros 35 acompañantes. En el
mismo año, en menos de 4 meses estuvieron en Morón los máximos dirigentes de la
Federación. Efectivamente, el general Ezequiel Zamora estuvo en Morón desde el
23 de marzo de aquel año; estableció su cuartel general, incrementó sus tropas
con moroneros y luego venció a las fuerzas del gobierno en la batalla de El
Palito, regresó a Morón y marchó hacia San Felipe. El Mariscal Falcón llegó por
Palma Sola, pernoctó en Morón y siguió el rumbo de Zamora. Sin embargo, lo
significativo es que los moronenses pudieron comparar las dos personalidades de
los jefes federales.
Según
los cronistas de ese entonces, el historiador Federico Brito Figueroa señala lo
siguiente: "Falcón estaba sano y salvo en Morón desde el 24 de julio de
1859, renegando de esta nefasta invasión, temblaba de rabia y envidia, porque
los moroneros solamente preguntaban por Zamora, y comentaban entre sí que el
jefe del pueblo soberano venía de regreso de los llanos para marchar hacia
Caracas y terminar con la oligarquía. Algunos llegaban a gritar mirando de
reojo a los acompañantes de Falcón: ¿Estado mayor con patiquines? Para estado
mayor el del general Zamora, con hombres como Prudencio Vásquez".
Quiso el
general Marcos Pérez Jiménez, Presidente de la República, construir una moderna
urbanización en los terrenos de Palma Sola, aprovechando su tibio clima y su
brisa de mar que armoniza con una estratégica posición geográfica. Para tal
efecto se creó un ambicioso proyecto urbanístico que abarca diversas áreas de
servicio, vialidad, cloacas, recreación, educación, etc., y confortables
viviendas que matizaban un espacio idóneo para la vivencia y esparcimiento
humanos.
Este
proyecto paradisíaco o esta urbanización modelo fue truncado con la llegada de
los gobiernos democráticos. Allí quedaron las amplias viviendas sepultadas bajo
un manto vegetal, calles perdidas en el follaje del tiempo, a medio camino se
detuvieron los sueños de grandeza. Palma Sola aún sigue esperando. También su
parsimonia vio esfumar su río Canme, que una vez calmó su sed, el Morón
infielmente se desvió por caminos nauseabundos. Quedó en su aridez la sequía,
que hoy es su entrañable amiga, como también lo son los amores furtivos que se
cobijan bajo su cielo brumoso de blanco y la verde espesura de los matorrales.
En 1963 se emplazó en sus lares la compañía alemana Volkswagen de Venezuela.
Con el impulso de los europeos la zona obtuvo un dinamismo inusitado, se
construyeron nuevas viviendas para los trabajadores, se abrieron los sitios de
recreación y la playa se colmaba de bañistas que disfrutaban de las modernas
instalaciones de los prósperos balnearios.
Pero
esta ensambladura del popular vehículo tuvo un final infeliz. Producir un
vehículo a bajo precio para los venezolanos era una ofensa para las grandes compañías
automotrices, era una inaceptable competencia para la Ford y la Chevrolet, por
lo tanto había que aplastar a la intrusa alemana, y así fue. La General Motors,
el Poder Judicial y la mafia smdicalera se encargaron de echar la lápida sobre
la cuna del escarabajo y el pobre se quedó con las ganas de tener carro y Palma
Sola volvió a dormirse en sus laureles.
Hoy día
Palma Sola es la única playa del moronense, allí acuden los fines de semana. En
los alrededores de la playa se han instalado numerosas casitas para expender
pescados y refrescos.
En una
de ellas se encuentra Marino, llamado "El Camello"por sus amigos,
como un ermitaño del mar tira su cordel al agua en busca de su presa, buen
pescador pero mejor bochador de bolas criollas.
"¡Ahí
tienes tu camello! ¡Ahí tienes tu camello!", le grita Marino al público
cuando pega un boche clavao, ya que los presentes buscan ofenderle para
desconcentrarlo. Pero El Camello no come cuento.
Fuente: Libro Crónicas desde Morón, escrito por el Profesor Alexis Coello.