El transporte costanero se realizaba hasta hace pocos años en botes, balandras y goletas, cuyo itinerario estaba sujeto al tipo de carga y destino de la misma, en los diversos puertos comprendidos entre la Península de la Goajira y el Delta del Orinoco.
Al comienzo de la segunda década de este siglo, se originó en los muelles del Puerto un violento incendio al estallar en la bodega de la balandra "Carmelita", una lata conteniendo gasolina.
Tanto el kerosene, como la gasolina blanca se transportaba en latas o depósitos de 18 litros, suministradas por una empresa petrolera, cuyas instalaciones, almacenaje de combustibles, etc., se encontraban en la zona de embarques.
La "Carmelita" se disponía a zarpar con destino al Estado Falcón, cuando la tripulación fue sorprendida por las llamas que provocaron en pocos minutos la explosión de varios recipientes conteniendo gasolina, que desarticularon la estruc¬tura de la embarcación.
Centenares de latas encendidas fueron lanzadas al mar dando éstas la sensación de una procesión de antorchas humeantes. Las llamas consumieron totalmente el maderaje de la embarcación y comenzaron a propagarse rápidamente por el andamiaje de los viejos muelles, por cierto construidos con maderas resinosas.
El pánico cundió en la población ante la posibilidad de que las llamas pusieran en peligro los grandes depósitos de combustibles de la Compañía Petrolera, ubicada en la zona por¬tuaria. Las familias residenciadas en el Municipio Unión, invadieron los Templos de San José, hoy de El Rosario, La Caridad y la Capilla de la Beneficencia del Carmen, solicitando refugio religioso.
El área de peligro en los muelles, fue rodeada por efectivos de tropa armados con peinillas, quienes se dedicaron junto con algunos voluntarios a extinguir el fuego. Chacharos al servicio de la Comandancia de Policía, haciendo uso de fuertes rolos, dispersaron a los numerosos curiosos que se aglomeraron en los alrededores.
Este suceso, por su magnitud, tuvo repercusión nacional a pesar de no haber ocasionado víctimas humanas, sino pérdidas materiales. En virtud del peligro que representaban para la seguridad de la ciudadanía los depósitos de combustible instalados en la zona portuaria por una empresa petrolera extranjera, el GeneralJuan Vicente Gómez ordenó su traslado a otro lugar distante de la ciudad, lo cual se cumplió en breve plazo, en las instalaciones ubicadas en el Puerto de Borburata.

