El año de 1866 el Concejo Municipal del Distrito inauguró el
Mercado Público de Puerto Cabello en el área comprendida entre las
calles Bolívar, Plaza, Independencia y Mercado. En este terreno por varias
décadas se instalaban los campesinos de regiones cercanas que traían sus
productos agrícolas para expenderlos directamente a los consumidores.
El nuevo edificio contaba en su zona exterior con casillas
para expendios de alimentos: pulperías, refresquerías, cafeterías, leche cruda,
pan, arepas y fritangas; igualmente permitieron su uso para venta de mercancías
secas ofrecidas a sectores familiares de bajos recursos.
La zona interior la ocuparon expendios de carnes diversas:
bovinos, caprinos, porcinos y aves en la parte central; los laterales se
destinaron a negocios de víveres, verduras, etc. Este edificio conocido como
Mercado Público y más tarde como Mercado Alunicipal, cumplió
extraordinariamente sus funciones durante más de un siglo.
El 2 de febrero de ,1930 alrededor de las nueve de la noche,
un incendio destruyó parte del edificio siendo necesario trasladar sus
ocupantes a otro sitio mientras acondicionaban los lugares dañados por el
fuego. En un viejo almacén cercano a la zona portuaria, propiedad del señor
Avelino Martínez, se instalaron los expendedores hasta 1935 cuando nuevamente
regresaron a su anterior sede.
Investigaciones realizadas sobre este suceso revelan su
origen en un supuesto corto circuito en el área de una casilla ocupada por un
comerciante extranjero especialista en mercan¬cías secas. Techos y maderas del
edificio conformados con materiales de fácil combustión, propiciaron la
extensión de las llamas que destruyeron tres arcadas de cemento armado y varios
cubículos donde almacenaban víveres resinosos. Marcos Evangelista Silva,
Regidor del Mercado para la época, informó a las autoridades detalles del
suceso. Comenzó explicando que esa noche se encontraba en el Cine Salom, donde
exhibían la película "Genoveva de Bravante". Agregó que alrededor de
las diez, un asistente al espectáculo le comunicó lo del incendio. Se trasladó
al lugar donde encontró al Coronel Uribe, Segundo Comandante de la Policía,
dispersando a planazos a grupos de intrusos y a rateros que intentaban saquear
los pequeños negocios de víveres.
Según el Regidor, algunos sujetos burlando la vigilancia
policial, lograron apropiarse de jamones, paquetes de caráotas, arroz y otros
granos, así como pescado salado, enlatados y varios productos que cargaban en
sacos de "fique". En horas de la madrugada las llamas habían sido
dominadas, gracias a la intervención de los presos de la "Corrección"
y algunos voluntarios que transportaron agua salada desde la playa cercana.
