lunes, 30 de noviembre de 2015

18- Las gallinas de Don Juan Martínez



El trío de amigos borburateños integrados por José Silvio Linares, cariñosamente conocido como el "Chivo Linares", José Clemente Quintero (a) "Caracol" y otra cuya identidad se recuerda solamente como el "Anima Sola", un sábado en la mañana se encontraron en el popular botiquín del cumanés, donde decidieron comenzar la farra consumiendo guarapita preparada en totuma con aguardiente Cachiri, papelón y limón con su toque magistral de bicarbonato.

Al segundo totumazo le dijeron al cumanés:

—Vale. . .! anota eso por ahí, nos vamos a refrescar al río, así es que prepara otro golpe para el regreso. Los compadres emprendieron la marcha cantando canciones popularizadas por el mexicano Tito Guizar. Comenzaba el año 1942, época de rancheras, gritos de machotes, pistolas al cinto con sus imágenes sembradas por el mensaje de "Allá en el Rancho Grande". Rumbo al camino de San Jean, el Chivo Linares sugirió a sus amigos la conveniencia de elaborar un sancocho a la orilla del río. Contaban solamente con veinte bolívares para adquirir dos botellas de ron, ñame, ocumo y plátano de las vegas vecinas, faltando el ingrediente principal:

la carne, ya que sal, ollas platos y cucharas las proporcionaría el "Caracol" de la vieja cocina familiar.

El condumio se alejaba con la esperanza perdida en los bolsillos vacíos. Capturarían camarones encuevados en las pie¬dras o tal vez cazarían tortolitas desprevenidas. La marcha se hacía fatigosa, cuando al grito salvador de Linares los ánimos retornaron con más bríos:

—Las gallinas de don Juan. . .! A la carga compañeros... y tres pica tierra con el pescuezo torcido cayeron en la olla hirviente aromatizada con chorros de ron vertidos para festejar el triunfo. Cada uno consumió su ración, repitiendo con golosa impaciencia las presas gordas de las aves. En el medio rural venezolano se asegura, que el mejor sancocho de gallina es el elaborado con pica tierra robadas; tiene mejor gusto y es más nutritivo.

Juan Martínez en cuenta del robo de sus animales, denunció el caso ante el Jefe Civil de Borburata, señalando a los presuntos culpables, alegando que muy cerca del lugar donde permanecieron éstos, había encontrado plumas y desperdicios ,enterrados. Linares ante cualquier futura eventualidad, adiestró a sus amigos, acordando testificar que el tipo de sancocho preparado fue a base de chivo fresco. Los sospechosos, citados por separado a la Jefatura Civil, declarando cada uno conforme a lo convenido previamente, ante la mirada sorprendida del viejo Martínez, quien arqueando las cejas se paró del taburete donde estuvo sentado todo el tiempo, miró fijamente a los tres acusados y antes de abando¬nar la sala les gritó:

Sinvergüenzas...! ¿Quién ha visto chivo con plumas . . . ? Yo te aviso...

El Jefe Civil Pablo Sandoval satisfecho con las declaraciones de los indiciados, admitió su absoluta inocencia, y para celebrar el acontecimiento, el grupo se dirigió al cercano bar del cumanés donde les esperaba una helada totuma de guara-pita especialmente preparada para espantar ratones.