lunes, 30 de noviembre de 2015

13- El bota winches



Puerto Cabello durante el siglo xix y las primeras décadas del presente, no contaba con sistema de cloacas que hicieran posible la disposición de excretas y aguas negras, conformándose los vecinos con utilizar siguiendo el curso del tiempo, excusados de hoyo o letrinas, sépticos, en aquellas viviendas con propietarios de mayores recursos y algunos privilegiados con oportunidades de lanzar sus desperdicios al mar, por estar ubicados a orillas de la bahía.

La utilización de esos importantes e higiénicos lugares, ocasionaba posteriormente una serie de problemas al llenarse hasta el tope el hoyo o el séptico, cosa normal en aquellas casas de numerosos habitantes o sitios frecuentados por visitantes ocasionales.

Existía la Oficina de Sanidad con un funcionario dedica¬do a vigilar las condiciones de habitabilidad de inmuebles en el sector urbano, preferentemente el área conocida como excusado, letrina común, waterclosed, reservado o sanitario. En el momento crítico, el severo empleado, se presentaba boleta en mano para la citación correspondiente a la Oficina respectiva y la planilla especificando el problema y solución inmediata: construir uno nuevo o limpieza general del actual.

Por este delicado problema surgieron en la ciudad casi ahogada en excrementos, modestos trabajadores propietarios de vehículos de tracción animal, dispuestos a prestar sus servicios a la comunidad, basando las tarifas en el volumen de materias fecales depositadas en los sitios mencionados. Era una labor dura, peligrosa, rodeada de incomodidades y nada envidiable.

El pueblo lo conocía como "Bota Winches", siendo en aquel tiempo los más modestos empresarios de un negocio poco competido. Las operaciones de limpieza se hacían en horas de la noche para no ofender el olfato de los vecinos. El inmueble quedaba con la única presencia del "Bota Winches", ya que los inquilinos buscaban refugio en casa de familiares o amigos mien¬tras realizaban las tareas de limpieza. El procedimiento era sencillo: llenaban el hoyo o séptico con aserrin y cal formando una espesa masa sacada con palas hasta un recipiente que luego trasladaban al carro estacionado frente a la vivienda. Finalizada la tarea, los malos olores se alejaban quemando hierbas aromáticas o regando aguas perfumadas en las habitaciones.


Las malas lenguas aseguraban que los "Bota Winches" tenían una tira de madera con rayitas bien colocadas para establecer la densidad del material. El implemento de trabajo se conocía como "Coprómetro" y jamás equivocaba las tarifas al efectuar arreglos entre servidor y cliente.