lunes, 30 de noviembre de 2015

37- Personajes populares Caraotica



Entre los personajes populares cuyo recuerdo permaneció hasta finales de la tercera década del-siglo xx, se encuentra un "Cochero" conocido como Caraotica, por haber perdido su identidad entre el humo maloliente del tabaco en rama y el exceso de alcohol barato alojado en su esquelética humanidad. El año 1919 la ciudad sufrió los rigores de una epidemia diagnosticada como "gripe española", cuyo saldo trágico cubrió de dolor a gran parte de la población. La enfermedad no respetó clasessociales: ricos y pobres, blancos y negros, fueron víctimas de este morbo, que según los médicos sanitaristas procedía de Europa.
En la Sabana de Santa Lucíase acondionó un terreno para sepultar los centenares de cadáveres que la peste dejaba en su tránsito de muerte por todos los rincones del pueblo. La sanidad encargó a Caraotica el trabajo de transportar la peligrosa carga hasta su última morada. Este hombre y el célebre personaje de la "Barca de Carente", tenían gran similitud.
El Carretón tirado por una famélica muía hacía su diario recorrido por calles y callejones donde el luto ensombrecía el corazón de sus habitantes. Macabra visita la de aquel "Caraotica", cuando después del toque a la puerta de la vivienda preguntaba con voz melosa: Cuántos muertos hay en esta casa...? Los cadáveres recogidos a domicilio para llevarlos a la fosa común de Santa Lucía, llenaban el apretado espacio de aquel peculiar transporte urbano. Uno, dos, tres y hasta diez, contaba con amplia sonrisa "el cochero de la muerte". Por cada cliente cobraba unbolívar y el premio de una botella de caña blanca en cada viaje.

Existía un sórdido rumor en el pueblo sobre la conducta de "Caraotica" y su cadavérica clientela: cuando algún viajero infortunado tirado al carretón por un diagnóstico improvisado sobre su muerte, lograba sobreponerse durante la dura travesía y gritaba desesperado para advertir al conductor que él aún vivía, el célebre cochero le respondía con toda la mala intención que su estado etílico le permitía: Cállese carajo. . .! usted está muerto y al joyo va. . .! y así era.